Estoy viviendo un sueño. No cabe duda. Pero como en cualquier historia bonita, todo tiene un pero, algo que no la hace perfecta. Y hoy os voy a hablar de eso.
Hoy es el primer día de todo el viaje, y son casi tres meses, que daría lo que fuera por estar en Barcelona. Como muchos sabeis y todos deberiais saber, hoy se celebra la mayor fiesta universitaria del mundo: nuestra Telecogresca. Sabeis lo que la Telecogresca, «la familia» como muchas veces nos referimos a ella, significa para mí. Así que me duele profundamente no estar en el Sot del Migdia al pie del cañón. Me duele no estar al volante del camión más grande. Me duele no descargar la mierda que sobra de las barras. Me duele no comerme el plato combinado de rigor al acabar. Pero, lamentándolo mucho, este año no podrá ser.

No sufro, porque sé que lo harán muy bien y que todo saldrá bien, independientemente de los resultados económicos. El espíritu, tantas veces reinventado desde 1978 está intacto y el barco tiene a la mejor tripulación, así que nada puede fallar.
Pero a veces hay que pagar peajes en la vida, y a mi me toca hoy uno de los caros. Os aseguro que no me quedarán uñas que comerme y que si supiera rezar algo, lo haría porque todo les saliera perfecto a mis chavales: sin incidentes, sin lluvia, sin problemas y si puede ser, con las entradas agotadas.
A los que la Telecogresca os es ajena solamente os pido una cosa: si estais a menos de 1000 kilómetros, id!
A los Telecogresqueros del hoy les doy todo mi ánimo, les deseo la mejor suerte del mundo y les recuerdo que a 9000 kilómetros del Sot del Migdia habrá alguien maldiciendo a todos los que no supieron inventar la Puerta Mágica de Doraemon.

Desde Buenos Aires en la Argentina canto más fuerte que nunca: «Esca, esca, esca, TELECOGRESCA!!!»
Más info en telecogresca.com.


