Este post lo escribimos hace ya bastantes días, después de solo dos o tres días en Buenos Aires, por lo que está bastante desfasado, pero ya que estaba escrito, allá va!
No cabe duda de que nuestro periplo por tierras brasileñas ha sido todo un éxito. Sin duda, era algo que teníamos en la cabeza, pero nuestros primeros días en Buenos Aires nos han hecho darnos cuenta todavía más de cuan afortunados hemos sido.
Una vez más, lo más importante de viajar no son los lugares sino las experiencias y éstas están compuestas inherentemente por personas. Personas que de una manera o de otra moldean esas experiencias hasta convertirse en inolvidables.
En Brasil os contamos muchas veces que conocíamos a mucha gente, pero el resultado final iba mucho más allá de eso: estábamos haciendo amigos. Y de eso va este post, de los muchos reencuentros que hemos tenido en la capital de la Argentina, con viejos amigos del vecino Brasil.
La primera fue Elise, una americana que conocimos en un trekking por la Chapada Diamantina, una noche lluviosa. Solamente compartimos unas horas, las suficientes como para que ella nos invitara a su casa en Buenos Aires…

Después hemos quedado con Carla, la capitana de las chicas Guerreras de Morro de Sao Paulo y con Solange, que la conocimos en un autobús nocturno hace ya casi dos meses. Carla y Solange, Solange y Carla, nos mostraron la ciudad y compartimos grandes momentos… y los que quedan!

Además nos reencontramos con Alejandra, que nos había acogido una noche que no quisimos pagar una pousada porque el bus salía a las cinco de la mañana. Nos llevó a conocer la parte más glamurosa de la ciudad y nos tiene prometido un asado!

Ahora, tras cuatro noches en casa de Elise, hemos venido a un hostel para el centro… la primera noche, en un trasueño el amigo Casasnovas vio una silueta al lado de su cama. Por la mañana al despertarme me dijo: «Tío, creo que aquí al lado duerme Fernando Agartha-Man«. Y efectivamente, la Épica nos puso en la cama de al lado de nuestro intrépido amigo que ahora sigue dando guerra por la capital. ¿Nos contará nuevas historias? Tranquilos, sereis puntualmente informados.

Y ya para rematar, Buenos Aires me ha traido a otro amigo de la Épica, éste de Malpartida de Corneja (provincia Ávila). Al encontrarme con Chago a 8.000 kilómetros de casa casi se me cae la lagrimilla. Como no podía ser de otra manera salimos a celebrar por todo lo alto el encuentro, en una fiesta de cumpleaños en un piso de alta sociedad bonaerense, en muy buena compañía.

Y me consta que todavía nos falta gente que reencontrar. Solamente por estos reencuentros uno se da cuenta de que lo que está haciendo merece la pena.
Un olé por los reencuentros de la Épica!








