Por todos los conocimientos adquiridos en mi (quizás demasiado) alargada juventud, se podría decir que tengo dos másters en fiestas: uno de Fiestas de Pueblo, expedido por la Universidad de Verano de Malpartida de Corneja, Provincia Ávila; y el otro en Fiestas Universitarias, certificado por la Universidad Politécnica Telecogresca.
Empecemos por el final: así es como acaban las fiestas que acaban en las estaciones de bus.
Pues bien, ya que llevo bastantes meses por aquí, otro de mis múltiples cometidos era ver qué tipo de fiestas tienen por estos pagos. Si bien tengo que decir que para la fiesta nada como España, por estas tierras hay buenas celebraciones en las que he tenido el honor de poder asistir. Al final, mientras viajas, asistir a una fiesta es una cuestión de suerte, de estar en el momento adecuado en el lugar adecuado. Pero como siempre en este blog, la suerte no existe y la Épica se alinea en las filas de este viajero para permitirle asistir a no pocas festividades de renombre.
En Brasil, fuimos ya a alguna fiesta universitaria; en Buenos Aires, el Bicentenario; en Quito, la Diada. Pero ahora estoy despidiéndome de Colombia, así que vamos a hablar de las Ferias, Fiestas y Festivales de esta tierra.
Lo primero que nos encontramos fueron, todavía en compañía de la Nova Fornada, las fiestas de Quimbaya, un pueblo del Eje Cafetero. En esencia, podríamos decir que las fiestas de pueblo colombianas son parecidas a las españolas: mucha gente por la calle, música saliendo a todo volumen de cada bar, puestos de venta de todo… quizás lo más diferente es que no había un centro, un escenario que articulara las fiestas y era prácticamente cada bar el que organizaba su propio evento. Aguardiente, aquí llamado Huaro, y Chicha, una bebida asquerosa de fabricación casera, eran el combustible para aguantar los demasiados reggeatones que había que escuchar durante todas las horas que duraba la celebración, pues pese a no acabar demasiado tarde, a las cinco de la tarde ya estaba todo el mundo pasado de revoluciones.
Luis, dejándose envenenar por un bigotudo espontáneo con un trago de chicha casera.
Días después nos desplazamos a Medellín, famosa en otro tiempo por otro tipo de fiestas, estas más sangrientas y comandadas por el todavía amado-odiado Pablo Escobar. Allí, en esos días de agosto se celebraba la famosa Feria de las Flores, las fiestas patronales de la ciudad y estaban a la altura de la ciudad famosa por ser la más rumbera del país. Otra vez, mucho ruido, mucha gente por la calle y bastante diversión hasta bien entrada la madrugada, cosa poco común en este continente (con la excepción de Argentina).
Pero, sin duda, lo que más nos cautivó de la Feria de las Flores, fue el concurso de trova. La trova es un género musical típicamente paisa (es decir, de Antioquia, el departamento de Medellín) donde dos contendientes se retan a improvisar. A veces les ponen tema, otras veces es tema libre, pero la historia consiste en hacer cuatro versos octosílabos con rima entre la segunda y la cuarta. Y lo más importante, hacerlo improvisando. Parece casi imposible, pero los maestros que se disputaban los premios del concurso de trova (un gallo de corral y un collar de arepas) nos transmitieron el amor por la trova y desde ese mismo momento nos dedicamos (y más especialmente yo mismo) a probarnos como trovadores con notable éxito.
Improvisados trovadores en plena calle.
Tanto fue así, que tuve el honor de retarme en un bar con un experto trovador, que había participado en el torneo de la Feria. Pese a que, evidentemente, le bastó con sus treintaitantos años de experiencia en trova para ganarme, rendí a excelente nivel y tras mi actuación y todavía con el micro en mano, fueron muchos los que vinieron a felicitarme y a mostrar sus respectos por el trovador venido allén de los mares.
Les dejo a continuación con un par de videos de pésima calidad, obtenidos en la final del campeonato de trova. El primero, entre Loquillo, el ganador, y el Dinamita un joven aspirante de sólo 16 años que fue segundo. Nótese como el cámara insulta con el mítico hijueputa a uno de los contrincantes y el video acaba con el insulto preferido de los paisas: ¡¡Gonorreaaa!!. Talento y costumbrismo en partes iguales.
En el segundo, el mismo chaval, Dinamita, contra Aldo, uno de los pesos pesados del panorama trovero, finalmente tercer clasificado, y la segunda parte del video es la repetición con mejor cámara del video anterior.
Así que seguiré mejorando mis condiciones de trovador y como ya he dicho en varias ocasiones ante diversas concurrencias, pienso exportar la trova a Barcelona. Y os aviso desde ya, cuando llevo un rato trovando no puedo parar. Y sí, me pongo irremediablemente pesado. Avisados estáis.
Y después, en menos de una semana que pasé en Cali, tuve oportunidad de asistir a tres eventos que completan, creo, un repóquer de fiestas que pueden ser la envidia de cualquier viajero en Colombia.
Me dio la bienvenida Jorge Iván Ospina, nada menos que el excelentísimo alcalde de Cali, puesto que en otras épocas ocuparon algunos ilustres amigos del narcotráfico.
Primero asistí a la fiesta del Amor y la Amistad organizada por la fabulosa comunidad CS de Cali. Se celebra en septiembre y es una mezcla entre el amigo invisible y una especie de San Valentín, pero en un sentido más amplio. Vamos, una excusa como cualquier otra para irse de fiesta y pasarlo bien entre amigos.
Además, un evento de fama mundial, el Festival Mundial de Salsa. Se sabe que la capital mundial de la Salsa es Cali. Lo que uno no puede imaginar es lo bien que baila todo el mundo en esa ciudad. La gente que dice que no sabe bailar, miente. El que peor baila en esa ciudad lo hace mejor que aquellos que toman caras clases en la lejana Europa. Eso de la salsa, debe ser una de esas cosas que se llevan simplemente en la sangre. Pero además del espectáculo diario en cualquier bar o discoteca, me fui para la plaza de Toros, donde vimos la semifinal del torneo. Y la verdad es que fue impresionante, varias decenas de parejas, llegadas de todos los puntos de la geografía colombiana, haciendo las mil maniobras para intentar ser los mejores; todo un magnífico espectáculo.
Un padre y su hija disfrutando del festival de Salsa.
Y solamente al día siguiente y con Cali también como escenario, cambié radicalmente de escena, pues me sumergí en los mentideros más undergrounds y alternativos de la ciudad. Me encaminé hacia el festival de curioso nombre BNL2 (Busca tu Norte, Levántate y Lucha), toda una declaración de intenciones. Allí disfrutamos de buenos grupos de Reggae y algunos hiphoperos menos pesados de lo habitual.
Estupendo marco para el festival.
Pese a que soy un amplio defensor del dicho, creado por mi, «Nunca ha hecho falta celebrar nada, para celebrar algo«, o dicho de otra manera, cualquier día es bueno para hacer una fiesta; siempre hay que intentar dejarse ver en los principales eventos.
Así que, como os podeis imaginar, un poco de Épica telecogresquera y malpartideña se quedó en las Fiestas, Ferias y Festivales de este bello país.
***
Muchos estáis esperando leer mi opinión sobre el caso Solomillo en el que está envuelto nuestro mejor ciclista, Contador. Así que al respecto solamente diré… ¿a quién se le ocurre comer solomillo de Irún, pudiendo comer chuletón de Ávila? No tengo más comentarios, al respecto de esta cuestión.
Sin embargo hacer un par de apuntes a raíz de los últimos acontecimientos ciclistas. Señalar que Thor Hushovd me parece un excelente portador del Arcoiris y felicitar a Freire por ganar la mítica clásica París-Tours, pese a ser la edición más descafeinada de las que se recuerdan.
Una de las cosas que quería hacer seguro antes de salir era llegar a Panamá. El motivo, una simple idealización histórica, inspirada en la historia del señor Carlos Vaquero Díaz, uno de mis bisabuelos.
Una de las pocas instantáneas que se conservan de don Carlos Vaquero Díaz.
A principios del ya extinto siglo XX, en los rigores de la meseta castellana más pronfunda la población se dividía en dos grandes bloques: los que pasaban hambre y los que pasaban mucha hambre. Ante tal situación, los cabezas de familia tenían te tomar decisiones drásticas y mi bisabuelo no fue una excepción. Vaya usted a saber cómo, el señor Carlos acabó embarcando rumbo a Panamá, en una travesía por el Atlántico que duró más de un mes. Huelga decir que mi bisabuelo jamás había salido de su pueblo, jamás había visto el mar y menos sabía de la construcción de grandes infraestructuras civiles.
Sin embargo y sin que nadie de mi familia sepa mucho más de lo que aquí se ha dicho, el bueno de Carlos dejó atrás a mujer y cinco hijos para plantarse en la otra punta del globo a cavar el canal de Panamá, seguramente una de las obras de ingeniería más célebre en años. Corría 1907, época en que las fiebres del oro y los sueños de un gran porvenir en ultramar eran un recurrente habitual en los castigados pueblos abulenses. A diferencia de muchos otros, mi señor bisabuelo, tras siete años de herramienta percutora volvió a su Valle del Corneja natal, dicen, con una mano delante y la otra detrás, dispuesto a reanudar su increíble racha fecundadora, pues honró a mi bisabuela con otros cuatro vástagos. Siempre nos quedaremos con la duda si ese paréntesis reproductivo no fue rellenado a base de conquistas panameñas y que, por tanto, tengamos parte de la familia por estos lares.
El Metro-Cable de Medellín, la ciudad donde planeé el asalto a Panamá.
Pues bien, siguiendo un poco los cantos de sirena de ese hombre Épico que fue el señor Carlos, siempre he tenido en mente el visitar ese pequeño país, prácticamente solamente conocido por el canal al que da nombre y para los freaks del fútbol por el jugador del Oviedo, entre otros, Dely Valdés. ¿O alguien sabe algo más sobre Panamá?
Sin embargo, la frontera entre Panamá y Colombia es una de las más impracticables del mundo. Sobra decir que ninguna carretera cruza de un país al otro en ningún punto de los 266 kilómetros que componen la línea que separa América del Sur de América Central. Esa zona es conocida como el Tapón de Darién, un tramo de selva bastante impenetrable que une ambos océanos e interrumpe la famosa carretera panamericana. Las malas lenguas dicen que nuestros amigos yankees boicotean sistemáticamente los muchos intentos de ambos lados para facilitar la comunicación, puesto que consideran que aumentarían las immigraciones, debido a que en la actualidad, cruzar esa zona se convierte en algo verdaderamente difícil y costoso.
El único punto donde la selva despejaba y te dejaba ver el objetivo.
Obviamente que la dificultad no era sino un reto más que añadir a las ganas que tenía de pisar ese país, así que me dispuse a darlo todo para llegar. El primer problema lo tuve al llegar a la estación de autobuses de Medellín: la carretera que me tenía que acercar a la zona, estaba cortada por un derrumbamiento, un clásico en Colombia, así que tendría que dar un rodeo importante. Lo que sobre el papel eran seis horas de bus, se convirtieron en una noche hasta Montería y otras seis horas hasta la ciudad de Turbo, estas últimas casi íntegramente por un camino de arena, donde se desarrollaba una velocidad máxima de 20 o 30 por hora, polvo entrando por las ventanas y el culo dolorido de los constantes e incesantes baches.
Posteriormente, llegada a Turbo, una ciudad medianamente grande, casi incomunicada con la civilización, con un ambiente de lo más crudo. Parecía una mezcla entre el lejano oeste americano y lo más abandonado del Caribe, un lugar nada recomendable siquiera para cambiar de transporte. Pero la única barca diaria que salía de la ciudad, lo hacía a las ocho de la mañana, por lo que no me quedó otra que quedarme casi 20 horas en aquel inhóspito paraje, circunstancia que solventé con el saber-estar que me caracteriza, mezclándome con la población autóctona.
Postales del Caribe.
A la mañana siguiente, pude comprar mi asiento en la patera que nos llevaría hasta Capurganá, el penúltimo pueblo colombiano. Y digo patera o cayuco o lo que sea, en fin, una barca pequeña y rígida, dotada de dos potentes motores, atestada hasta límites peligrosos de una amalgama de personas compuesta en su mayoría por caribeños, por personajillos de poca monta con equipajes sospechosos, por militares perfectamente armados con fusiles de asalto y por algún turista desinformado o con una buena excusa.
Vista desde la ventana de mi hostal.
Ese desinformado lo digo porque por esa vía es posible llegar a Panamá, pero es imposible llegar hasta el resto del país, puesto que solamente están comunicadas un par o tres de poblaciones, por lo que para continuar hacia el norte, solamente se puede ir en avioneta, cosa que hace inútil el llegar hasta allá, pudiendo volar desde algún punto más accesible.
Y digo con alguna buena excusa, como yo, que quería ir allí, para pasar unos días de caribe, pero para sobretodo por el hecho en sí mismo de llegar a Panamá, casi la tierra prometida.
La barca tardó tres horas en cruzar la bahía. Tres horas terribles de constantes latigazos producidos por el oleaje, la prisa del piloto y la sobreocupación de la barca. El viaje fue duro porque no te da tiempo a relajarte en ningún momento, siquiera en los dos controles policiales que hay que pasar a bordo del aparatejo. Desde que pones los pies en Turbo y hasta que la barca te deja en el destino, constatas un momento tras otro porque alguien las apodó como las Lanchas de la Muerte.
Finalmente, otra vez en tierra firme, quedaba dar el asalto definitivo al país vecino y completar la gesta. En primer lugar, hice noche en Capurganá, un pueblo que parecía talmente sacado del imaginario que pueda tener el personal sobre el Caribe. Un pueblito donde reina la calma, todo el personal circula sin zapatos y sin reloj, los niños se bañan en el muelle, algunos hombres pescan en diminutas embarcaciones mientras algunos viejos les aconsejan en un ininteligible castellano desde la orilla, la música sale con demasiada potencia de todas las puertas de los bares donde los lugareños matan las horas bebiendo cerveza, aunque bien podrían haber bebido Malibú si no fuera un fraude de bebida. Mucha gente dormita en hamacas, otros preparan un toldillo pues siempre va a llover. Los dependientes de las tiendas las vigilan sentados en la acera de enfrente y no tienen demasiada prisa en levantarse si aparece algún improbable cliente.
Una calle.Otra.
Para seguir hacia mi meta, tenía que caminar entre la selva durante unas dos horas hasta llegar a Sazpurro, el último rincón de Sudamérica. El paseo, físicamente exigente, fue de lo más placentero aunque el barro, presente en todo el recorrido, dificultaba la marcha. Una vez, alcanzado el último pueblo, una versión reducida en espacio y aumentada en caribismo de la anterior, solamente faltaba dar el asalto definitivo.
Fue otra media hora de exigente caminata, con el mercurio detenido en la línea de los cuarenta grados y con la humedad propia del que tiene la immensidad del Atlántico a dos kilómetros y la del Pacífico a menos de 300.
En lo alto de la última loma, una improvisada frontera, donde dos militares panameños y uno colombiano, todos ellos sin camiseta pero con fusil, dormitaban al son de una vieja radio. Cuando llegué allí, fui recibido como algo verdaderamente emocionante, seguramente lo más divertido que les había pasado en el día. Allí, me registraron, pasaporte mediante, en una hoja de servicios que solamente contaba con otra entrada, señal de que era el segundo en pasar en aquella jornada. Después, un rápido descenso hasta La Miel, el primer pueblo de Panamá y casi podríamos decir que el último, puesto que para seguir hay que tirar de barco (caro y lento) o de avioneta (muy cara).
¡Otra misión conseguida!
Y digo pueblo por decir algo, pues aquello era un nido militar y cuatro casas más. Los militares panameños -muy simpáticos- inundaban la zona para evitar que la guerrilla colombiana, presuntamente presente en toda la zona fronteriza, se adentrara en territorio de Panamá. Pero aquello parecía un campamento para soldados. Algunos se bañaban en el mar, mientras dejaban atrás sus botas, medallas y fusiles. Otros dormían abrazados a su escopeta en las muchas hamacas que inundaban la paradisíaca playa llena de palmeras y cocos en la arena. Otros comían y la mayoría simplemente reía mientras yacía en la acera, con el arma en una mano y una cerveza en la otra.
La tipica chocilla de vigilancia.La plácida bahía de Sazpurro.
Y una vez allí, pues marcha atrás y a repetir la odisea de transportes hasta llegar a algún punto civilizado. En definitiva, una auténtica immersión en las postales del Caribe, una experiencia dificilmente olvidable, una meta cumplida y un homenaje Épico a mi bisabuelo Carlos ‘el panameño’ Vaquero.
Bisabuelo y bisnieto que nunca se conocieron, al servicio de la Épica, quizás la más importante de todas las herencias genéticas.
***
Respecto al post Tengo una pregunta para usted, como en su día avancé habría premio para la mejor pregunta. Se ha establecido un jurado independiente para valorar la calidad de las preguntas. El mismo estaba formado por tres seguidoras silenciosas de este blog que no conocen ninguna de ellas personalmente a ninguno de los preguntantes. El jurado estaba formado por:
Ana Ruiz, desde El Masnou, Barcelona, España.
Renata Salazar, desde La Paz, Bolivia.
Carolina Dueñas, desde Cali, Colombia.
La verdad es que la pugna ha sido bastante reñida y en sus veredictos se han acordado de hasta 7 de las 11 preguntas destacándolas en algún aspecto. Así que felicito desde aquí a todos los preguntantes que rindieron a gran nivel.
Aún así, el veredicto ha arrojado un ganador. Se trata de Guillem, gracias a su pregunta sobre las tres mejores situaciones. ¡Felicidades para él! Y como no podía ser de otra manera, de premio, otra prueba de loquequieraspor10euros gratis para él.
Y os recuerdo que todavía recibo preguntas para la próxima edición de este, por lo visto, exitoso post.
Foto-recuerdo de la cascada que me jodió la cámara.
BSO: Tontolculo (Dame pan y dime tonto), de Porretas.
Ni está, ni se le espera. Con esta frase, otra de esas frases que fueron dichas en el momento adecuado, en la situación adecuada, para acabar pasando irremediablemente a la historia, iniciamos el post de hoy. Y lo hago así porque la frase me gusta y poco más, ya que no vamos a hablar de nada parecido a lo acaecido aquel surrealista 23 de febrero sino de algo mucho mas mundano, el pan. O mucho mas crítico que eso, la ausencia de pan.
La ausencia de pan puede parecer un tema baladí, pero puedo aseguraros de que para nada lo es. Una cosa es que un día se te olvide comprar pan y, hablando en plata, te tengas que joder y comer sin él. Pero otra muy diferente es no catar el pan desde hace meses y echarlo en falta, almenos, varias veces al día.
Podemos estar ante una de las peores cosas del viaje de la Épica. Y se puede llegar a convertir en un auténtico drama en según que casos extremos. Si señores, algo tan habitual en sus mesas es aquí todo un lujo. Y cuando hablo de aquí me refiero a todo el continente, en los ocho países en los que he puesto los pies.
Si a un bocadillo de jamón le llaman así... ¡qué se puede esperar del pan!
Entonces, ¿está usted diciendo, señor Casero, que no hay pan en Sudamérica? No, hay que matizar, sí hay pan y sí hay panaderías, pero el uso que se le da al pan, y la forma y el gusto de éste son muy diferentes que en nuestras latitudes. Durante las comidas, no se come pan. Eso es una regla irrefutable y a la que vale la pena acostumbrarse de entrada y hacerse a la idea, y no malgastar energías preguntando en el restaurante de turno si tienen. Lo mejor es olvidarte de que algun día comiste pan: el pan en la mente no existe, porque sino te acordaras de él y la comida no te sabrá igual.
Pero la cosa va más allá de la simple costumbre. Si algun día preguntas por un mendrugo de pan, el camarero te mirará extrañado pensando… ¿y para qué carajo querrá este tío el pan ahora?. ¡Como si fuera raro! Como si no estuviera mejor la comida si se acompaña de un crujiente bocado de pan.
El típico almuerzo. Precios en dólares americanos, para que se hagan una idea.
Y esto toma tintes melodramáticos cuando te enfrentas, por ejemplo, a un huevo frito con patatas, chorizo y torreznos. ¡Sin pan! La palabra indignación se queda muy corta. Les invito a que hagan la prueba en sus casas y verán como automáticamente se opoderará de ustedes un sentimiento de impotencia tal, que hará que tengan que dejar de disfrutar del plato con una mayor relación de placer/sencillez. Cada bocado, cada trozo de huevo frito es un martirio para el cerebro. Y no quiero deciros el final del plato cuando ya has acabado. Imaginad el liquidillo del aceite de las patatas, de los torreznos, la yema del huevo que ha escurrido, el aceitillo rojizo del chorizo… y no poder huntar un pedazo de pan crujiente y meterte las yemas de los dedos para relamerte al llevartelo a la boca. Por mucho menos que eso, han sucedido asesinatos.
¿Mejor con pan o sin pan?
Y ¿a cambio de pan qué ponen? Pues la respuesta raya ya en lo paranormal. El primer sustitutivo es el omnipresente arroz. Aquí se come arroz, literalmente, hasta en la sopa. Una persona normal, no exagero, come medio kilo de arroz al día tranquilamente. Pero arroz, arroz. Arroz blanco, incoloro y sobretodo insaboro. Yo hace tiempo que al iniciar todas y cada una de mis comidas tengo que decirle al camarero… quíteme el arroz y póngame más ensalada. Porque es que sino puedes acabar por pegarte un tiro si te expones durante un mes a la temible experiencia de meterte medio kilo de arroz blanco por día entre pecho y espalda.
Y el segundo sustitutivo es todavía peor: la arepa. La arepa es uno de los peores inventos gastronómicos jamás creado. No puedo entender lo que pasó por la cabeza del inventor de la arepa al crearla. ¿Cómo pudo semejante necio darse por satisfecho con el resultado de su creación? La arepa es una cosa redonda, blanquecina, insabora, de desagradable textura, de mal masticar y peor tragar, un auténtico boca-seca. Algo similar a comer poliestireno, pero sin que cruja. Un compañero de la Épica dijo que la única función útil de la arepa es la de empujar. Y yo creo que fue benevolente, pues creo que no sirve siquiera para eso.
A ver si te atreves a comerte las cuatro. O mejor dicho, a ver si produces suficiente saliva para tragarte las cuatro...
Pero, contrariamente, hay panaderías y venden pan. Es todo un misterio para qué lo usan, pero el caso es que pan, o algo parecido, se vende y la gente lo compra. Y digo pan por decir algo ya que, de entrada hay que olvidarse de que cruja. Además es posible que lleve queso por dentro. Además la línea que separa el pan del cruasán no es tan clara como parece. En fin, que eso que venden no es pan, es algo parecido.
Pero como a veces es mejor algo que nada, pues antes de ir al restaurante de menos de tres euros de turno, pues me paso por una panadería a comprar un sucedáneo de pan y aligero la comida con un cacho, chicloso, que no hace sino acordarme de la sensación de comerse una buena barra de pan crujiente, nunca baguette, por cierto.
Así que ya sabéis algo más… cuando vayáis a un restaurante en Sudamérica y preguntéis por pan, os dirán… Ni está, ni se le espera.
En primer lugar, quiero agradecer a todos los preguntantes su interés. Trataré de poner una foto después de cada pregunta tratando de representar algo de la pregunta o de la respuesta, a ver como me queda el experimento.
Nombre: Ignacio
Edad: 29
Profesión: Consultor
Hola buenas noches, el transcurso de este viaje, ¿le ha servido para pensar que, en general, el ser humano es mejor o peor de lo que pensaba?
Excelente pregunta, amigo Ignacio. Como imagina, mi respuesta es clara y rotunda. He tenido miles de muestras en las que el ser humano se demuestra mucho mejor de lo que podía pensar. Al contrario, he tenido muy pocas en las que el ser humano se ha mostrado como peor de lo que pensaba. Así que mi opinión, después del viaje, aunque era compartida a la que tenía antes de partir, es que el ser humano es bueno por naturaleza. Nos invito, pues, a demostrarlo cada día.
Foto en Mariana, Minas Gerais, Brasil, que resume una buena demostración de bondad y generosidad humana, por lo bien que se nos trató en esa población.
Nombre: Piruleta
Edad: 26
Profesión: Humanista
Ahí va la pregunta…no es tan filosófica como la del senor Casas, pero bueno… De todos los país donde has estado, cual crees que tiene una historia más interesante y porqué?
Hablamos de la historia, no de la gente del pais,ok? Ah! también me gustaría alguna explicación de tradiciones curiosas que hayas conocido.
Pues sinceramente es una pregunta complicada. Pero quizás, teniendo en cuenta que en Perú estuve muy poco tiempo, el país con una historia mas cautivadora sea Bolivia. Reitero que solamente hablo de historia y no me dejo influir por otros aspectos.
Empezando por las culturas precolombinas que estuvieron tan presentes como en cualquier país de la región. Siguiendo por la conquista, donde Bolivia fue, seguramente, el país mas vilmente expoliado debido a sus casi inagotables recursos naturales, especialmente en lo que a minerales preciosos (oro, plata) se refiere. Y después de eso, la decadencia y abandono absoluto por parte de los españoles y el vilipendio al que le han sometido todos sus vecinos. Bolivia ha perdido terreno con todos sus vecinos: guerra con Paraguay por una zona casi desertica, cesión de parte del pantanal a Brasil, invasión chilena el día de carnaval (todavía se dice que perdieron la entrada al mar debido a que cuando los chilenos atacaron estaban todos borrachos a causa del carnaval), varias veces los peruanos, la provincia de Jujuy en favor de la Argentina… en fin, miles de ataques de todos lados. Y en historia contemporánea, pues la exigencia a Perúy Chile de la salida al mar, las politicas bolivarianas de Evo y los deseos de emancipación de la provincia de Santa Cruz.
Realmente para ser un país tan olvidado, ha pasado casi de todo. Muy interesante.
Respecto de las tradiciones curiosas, una que me llamó la atención, sobretodo en Bolivia, pero también es propia de otros paises andinos es la de la ofrenda a la Pachamama. Cuando se toma algo con alcohol (lo mismo da cerveza, que aguardiente, que alcohol puro, que lo que sea), siempre antes de beber hay que tirar un poco al suelo, a la tierra, como ofrenda a la Pachamama, la madre tierra. Si te fijas, la gente mayormente lo hace y te obliga a hacerlo si estás con ellos.
El dios-diablo Tío, al que habia que darle de fumar y de beber, en las minas de Potosí, Bolivia.
Nombre: Guillermo
Edad:26
Profesión: Maestro (en un sentido amplio) jaja
Mr Casero, ¿había hecho usted una lista de objetivos antes de iniciar el viaje de la Épica? ¿Cuáles has cumplido y cuáles no? En caso de no existir tal lista, ¿qué te falta por hacer/ver/sentir para que el viaje haya sido completamente memfis?
Antes de salir habíamos hecho, junto con su hermano, una lista de objetivos puntuales a cumplir. Muchos de ellos se han cumplido: Escribir un libro/blog, estar en una «fiesta de pueblo», coger un autoestopista, conocer a personajes de TIB, surfear en Florianopolis, hacer un discurso, jugar al fútbol a más de 4000 metros. Otros se han cumplido a medias: conocer cada día a una persona diferente, convivir con una comunidad indígena… Y algunos aún me queda tiempo para cumplirlos.
Además de estos objetivos puntuales, en un sentido más amplio, los objetivos del viaje pasaban por vivir una experiencia única en la vida, viajar sin prisa, conocer otras formas de ver y de sentir y encontrar el lugar de uno en la vida. Puedo decir que de todos esos objetivos, se estan cumpliendo con creces, excepto el último, quizás el más inalcanzable de todos ellos.
Realmente no se que falta para que el viaje sea completamente memfis, y es una pregunta que casi me tormenta. A nivel basico me falta ir a la selva y a los glaciares. A otros niveles, seguramente me falte la respuesta a ese objetivo que habíamos dejado pendiente antes.
Locura en las fiestas de Quimbaya, Quindío, Colombia.
Nombre: Adolfo
Pregunta, ¿qué es lo que más te ha decepcionado, desilusionado o menos te ha gustado, con respecto a las expectativas que tu llevabas?
Antes de salir, la verdad es que había preparado muy poco el viaje, así que la información que uno llevaba de antemano no era mucha, con lo cual, sin información, no hay desilusión.
En forma así material, desilusiones por ejemplo, en Cartagena de Indias, tanto por la ciudad, como por sus playas. Decepción en Sucre al perderme y no encontrar unas cascadas. Decepción con algunas personas, y en general con la poca seriedad Sudamericana. Decepción con Ecuador como país… En fin, que son muchos meses y hay cosas que van gustando mas y otras menos, es inevitable.
Algunas desilusiones momentáneas con la climatología, al estar en un buen lugar donde no para de llover, por ejemplo.
Y si nos metemos en un plano más humano, pues desilusionado con muchos viajeros con pocas ganas de relacionarse y de conocer, en su mayoría de nacionalidad estadounidense o israelita. Y respecto del viaje, me desilusiona que el tiempo pase tan rapido.
Desilusión al llegar al Pan de Azúcar en Río de Janeiro, Brasil, al ver que una nube nos lo tapaba todo. Por suerte, escampó.
Nombre: Caty
Mi pregunta es un poco más personal. Espero que te mojes, y no te salgas por la tangente como siempre que se trata de este tema. ¿Has ligado mucho en la épica? Con la fama de dulces que tienen las mujeres seguro que si.
Como tu bien sabes, querida tía, un hombre Épico no mide sus ligues en terminos de cantidad, sino de calidad, un factor muchísimo mas importante, sin lugar a dudas.
Respecto de eso, pues la verdad es que no me puedo quejar. Me han tratado muy bien por estas tierras, y como norma general, las chicas con las que he topado en mi camino, son maravillosas. Espero haberte contestado y no haberme salido demasiado por la tangente. Pero ya se sabe que un caballero hispánico como un servidor, camina siempre sobre la tangente.
Mi gran amor del viaje: Ignacio Casasnovas, Casas, en Itacaré, Bahia, Brasil.
Nombre: ClickerPau(TM)
Edad:26
Profesion: Seguidor de la epica a tiempo completo, DJ Internacional a tiempo parcial.
Querido amigo Casero, respóndame a la siguiente pregunta, que sabe que en el fondo me preocupa:
En algun momento se ha planteado que el viaje puede definir su futuro…? rollo: “Iba a volver a Barcelona a hacer una vida “normal” pero este viaje lo cambia todo”.
Relacionado con esto, cuando nos confirmará su fecha de regreso, o cuando nos anunciará la ausencia de regreso. Ya sabe que me preocupa de sobremanera no saber cuando le tendremos entre nosotros.
Le agradezco querido Pau, su preocupación. Sabe que otro tema que me tortura es estar renunciando voluntariamente a su compañía, cosa que, como sabe me desagrada. Vayamos con la respuesta.
Evidentemente, que voluntaria o involuntariamente, este viaje me define a mi como persona, y por tanto e inevitablemente está definiendo mi futuro. Pero lo que eso no significa es que no vaya a volver a Barcelona.
Es decir, voy a volver a Barcelona a intentar hacer una vida normal, como usted la define, aunque podríamos hablar largo y tendido sobre ese normal. Ya que si el normal incluye llevar una vida anodina, que no cuenten conmigo.
Y respondiendo a la pregunta de cuando anunciaré mi fecha de retorno, le informo de que lo haré público en el mismo momento que yo mismo lo sepa. Sabe que hay una agria polémica entre los sectores de presión de este blog sobre la fecha de mi regreso y a día de hoy se contemplan solamente dos opciones, el regreso a casa por navidad, o un par de meses después, al finalizar el recorrido mental completo.
Tratando de viajar de vuelta a casa como equipaje de mano.
Pregunta: Se que és molt difícil escollir, però quines serien les 3 coses/llocs/trobades/nits de borratxera o festa/situacions en les que t’has sentit més feliç/plè/realitzat/impressionat pel que veies/vivies/et feien viure durant el viatge?
Guillem, si m’ho permets, et respondré en castellà, perque tothom ens pugui entendre.
Como bien avanzas es una pregunta de muy difícil respuesta y me voy a quedar con tres momentos, pero sin duda podrían ser muchos más y ni siquiera tienen que ser estos tres los mejores, simplemente son los primeros que me han venido a la mente al leer tu pregunta.
Un momento muy especial fue la Fiesta de la Épica – Edición Argentina, en primer lugar, porque fue un fiestón y porque lo pasamos genial. Pero sobretodo por el significado de aquella fiesta: en primer lugar resumía perfectamente nuestro viaje por Brasil, puesto que estaba allí reunida gran parte de la gente que tanto nos había hecho disfrutar de nuestra primera etapa del viaje. Vivimos momentos muy especiales aquella noche, además de ser algo parecido a la despedida de mi compañero de viaje, Casas. Así que primer momento para el resumen de Brasil, la despedida de Casas y el recibimiento a la Argentina.
El segundo momento fue seguramente la celebración del mundial, en La Paz, Bolivia. En primer lugar, por lo que suponía a nivel futbolístico, ¡Campeones del Mundo! Y después porque todo lo que vivimos fue impresionante a todos los niveles, Épico, como me gusta decir. Además por la compañía de un viejo amigo, Toni Crupi y por todo en general. Fue un día fantástico.
Y de tercer momento me voy a quedar con los instantes posteriores al robo en Santa Marta. Ya se que es contradictorio, pero en ese momento, rodeado de mi gente, unidos como nunca ante un momento malo, que es donde se demuestran los grandes hombres. Sinceramente me dejó impresionado la unión del grupo ante la adversidad y la importancia de tener a los tuyos en los momentos malos.
En definitiva, como ves, después de las cosas increíbles que uno ha visto y vivido en siete meses o mas, al final, como siempre, lo más importante son las personas.
Foto de recuerdo de la Fiesta de la Épica - Edición Argentina.
Nombre: Pach
Edad: 28
Profesion: No sé definirla, así que solo dire “Puto amo”. Humilde.
Pregunta: Podría describir a qué dedica las primeras horas después de la llegada a una nueva ciudad, en la que no conoce a nadie, desde que deambula en solitario? A qué se dedica mientras no tiene compañeros de la épica?
Pues como imaginas, son los momentos más complicados del viaje. Primero cabe hacer la distinción entre un pueblo y una ciudad. En los pueblos es todo más sencillo y tardas poco entre que llegas a un hostal y encuentras a los candidatos a ser los grandes amigos de la Épica.
En primer lugar, hay que tratar de preparar bien la llegada a una ciudad, y a eso, la red Couch Surfing, ayuda mucho. Está bien establecer algunos contactos antes de llegar, informarte de algunas actividades ya organizadas, etc. A partir de ahí, todo es mucho mas fácil. Y después, lo típico es que en el hostal, haya alguien en tu misma situación, por lo tanto no es difícil encontrar compañía.
Así que cuando llego a una ciudad, lo primero que hago es buscar un hostal para dejar mis mochilas. A partir de ahí, si todavía no tengo colegas, me voy a hacer un poco de turismo y al final, tarde o temprano, acaban saliendo. Piensa que los Épicos nos olemos los unos a los otros y somos fácilmente identificables. Y sino, siempre queda internet y este blog, para matar un poco las horas.
Perfeccionando el arte de las autofotos, en la típica visita turística en solitario, en el curioso cementerio de Tulcán, en Ecuador.
Nombre: Alicia dePach
Edad: 25
Profesion: Sales Executive… queda mejor que vende motos!
Pregunta: Como en su día ya te pregunté que es lo que más te ha gustado y prometiste un post final de viaje detallando los mejores lugares… preguntemos por la vuelta: Crees que va a costarte volver a adaptarte a la vida laboral? Después de tantos meses viajando, sigues teniendo la sensación de aventura o ya se ha convertido en tu rutina?
La vuelta… el tema que más me tortura en mi día a día. Si, creo que va a ser complicado mi readapte a esa vida normal que hablábamos antes. Pero más que por el hecho en sí, por no estar quizás preparado para sobretodo dos hechos dramáticos: estar siempre en el mismo lugar, y no conocer cada día personas nuevas, especialmente duro creo que será este segundo punto. Y, obviamente, pienso suplirlo con buena comida de casa y con los de siempre, la familia y los colegas a los que cada día echo mas de menos, la verdad.
Muy buena la segunda parte de la pregunta. Esto nunca se puede calificar de rutina, pues siempre hay algo nuevo que hacer o que ver. Pero básicamente, el viaje es también una rutina, la mejor de todas ellas, eso sí. Porque no tienes obligación ninguna, porque haces lo que te da la gana en cada momento. Cuando estas cansado, te vas. Estas a gusto, te quedas, así de sencillo. ¿Aventura? No se si llamarlo aventura, más bien diría que me enfrento a la aventura del cada día.
Comer siempre lo mismo, eso si es rutina. En la foto, en Cali, con el compañero Barrulas.
Nombre: Librado
Edad:63
Profesión: Médico ¿Cree usted que en algún aspecto de su vida habrá un antes y un después a raiz del «Viaje de la Épica»? ¿En cual?
Evidentemente, la respuesta es sí. Un viaje de estas características no deja indiferente a nadie y menos a un viajero de la Épica. Definitivamente, y era algo que ya rondaba en mi cabeza, después de este viaje estaré más preparado para disfrutar de los placeres de la vida y encontrar el camino hacia el objetivo que debería ser único para cualquier persona, el ser feliz.
Coño, que filósofico me ha quedado.
El ser feliz, una mañana cerca de Córdoba, Argentina.
Nombre: Victoria
Edad: 53
profesión: médico
¿Cada cuanto te cambias los calcetines?
Nota: cuando digo cambio, significa cambiarlos a calcetines limpios…
Tengo que reconocer que me ha encantado la apreciación, muy necesaria en este caso. La verdad es que el cambio de calcetines no es mi fuerte. Pese a que Forrest Gump, uno de mis referentes, afirmaba que lo más importante eran los calcetines, tengo que reconocer que no le hago mucho caso.
Y la respuesta es la misma que en el resto de actividades de supervivencia básica: como cuando tengo hambre, duermo cuando tengo sueño y me cambio de calcetines cuando… hace falta. Y ese cuando hace falta, puede depender, varía en un rango tan amplio de un dia a diez, más o menos. Tengo que reconocer que fue un aspecto que mejoró mucho con vuestra visita.
Mi última auto-operación de ampollas, producto, entre otras cosas, de los pocos cambios de calcetines.
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Como en su día anuncié habrá premio para la mejor pregunta. He creado un jurado independiente, personas que no conocen a ninguno de los preguntantes para que diluciden la mejor pregunta. El ganador y el premio será anunciado en posts venideros.
BSO: La canción en catalán que más me gusta, L’Empordà, de Sopa de Cabra.
Pese a que sabéis que el debate nacionalista es muy de mi agrado, con este post no pretendo iniciar ninguna discusión identitaria donde defensores de una y otra bandera, e incluso apátridas y demás ciudadanos del mundo; nos arremanguemos los pantalones y acabemos de barro hasta las rodillas en una discusión sin final donde nadie acabará nunca teniendo la razón.
Esta es la historia de otra de las múltiples casualidades que han sucedido durante este viaje, pero la verdad es que ya van tantas que uno casi ni se sorprende. Todo empezó hace ya casi dos meses en Quito, Ecuador, cuando quedé con un viejo amigo de la Épica, el compañero Barrulas. Éste, junto con sus compañeros de proyecto, habían conocido a Javi y a Gisela que trabajaban en el Casal Català de Quito, algo así como una especie de lugar de encuentro de todos los catalanes que vivían o pasaban por la capital del Ecuador. Allí, ejercieron de perfectos anfitriones y pudimos acomodarnos, eso sí, apretaditos en el suelo, un par de días.
Barrulas, Iban y Jordi, frente al Casal.
No parecía que iría más allá aquella historia que otra muestra de la bondad humana y un buen recuerdo de aquellas personas. Pero, amigos, lo que parece y lo que es no son lo mismo si la Épica se entremezcla entre ambos.
Así que un mes y pico después, todavía en compañía de mis padres, en el teleférico mirador de Quito, a más de 4000 metros sobre el nivel del mar, se escribió otro capítulo de esta historia. Mis padres se toparon en tan inimaginable paraje con unos compañeros de trabajo que hacía una buena cantidad de años que no veían. Tras la sorpresa lógica y la tanda de saludos se inició la típica conversación recordando los respectivos caminos que habían llevado a cada uno hasta esa escena. Y la conversación siguió normal hasta que se pronunciaron las palabras «Casal Català».
Idílica escena del encuentro.
Efectivamente, esos excompañeros de trabajo de mis padres, eran, a su vez, los padres de Javi, que un mes atrás me había abierto su casa sin conocerme. Un fenómeno que casi se podría catalogar de paranormal. Y como las coincidencias nunca acaban, ese suceso acontecía un 11 de septiembre, fecha muy famosa en el mundo entero y doblemente en Catalunya, donde se conmemora el aniversario de la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas, o dicho de otra manera, el día nacional de Catalunya o la Diada.
Aprovechando la coyuntura, nos invitaron a asistir a la cena commemorativa que organizaba el Casal Català en un restaurante llamado Tibidabo, 16 dólares por barba mediante, como dato orientativo, en un país donde una cena en un lugar habitual rondaba los dos dólares.
Los sonrientes reencontrados.
Como la ocasión, la casualidad y el reencuentro lo merecían para allá que nos fuimos, dispuestos a repartir saber-estar y a dejar notar nuestro indisimulable charneguismo. Llegamos al restaurante y allí el único que parecía celebrar la Diada era el propietario, un orondo catalán que hizo su particular agosto haciendo pasar hambre a sus compatriotas y amigos.
Cuatro míseros cachos de fuet, unas olivillas negras, un poco de pan sin tomate y tres minúsculos canelones, bien regados por una botella de vino de la terra para cada ocho y una crema catalana de postre. En fin, que pasamos hambre, eso sí pudimos alimentar nuestro espíritu con el discurso del president del Casal que nos deleitó con gran parte del manual de politicucho separatista de gama baja, suavizando y matizando su postura cuando pronunció la parte final del discurso en un castellano bastante malo para la concurrencia que no hablaba catalán. Después, els Segadors que fui uno de los pocos que acompañé a grito pelao y sardanas. A las diez y media, cada uno para su casa.
En compañía del invitado de honor, el supuestamente famoso Joan Issac, cantante de la Nova Cançó.
Y rodeados de toda esa catalanidad, las conversaciones nos llevaron a muchas más coincidencias, la más grande, que Javi, además de ser el hijo de unos excompañeros de trabajo de mis padres, además de compartir algún que otro amigo en común, además de haberme acogido en su casa sin conocerme, fue el profesor de programación web del mismísimo webmaster de este humilde blog, el compañero Charlie.
Esa fue nuestra celebración de la Diada, que a decir verdad ya fue mucho más celebrada en mi caso que cualquier año.
Este post me ha quedado en la línea de últimamente, rajada tras rajada, pero lo del restaurante ese fue indignante. Eso sí, la compañía fue muy grata y las múltiples casualidades hacían merecedora a esta historia de una entrada en este blog. Dicho esto y antes de que me increpéis -sin razón- por anti-catalanista, en el Nombre de la Épica, Visca Catalunya!
Me salto Quito.
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Como esperabais, un poco de ciclismo para hoy. Ha acabado la Vuelta a España y el ganador ha sido, por primera vez en 20 años, un italiano, Nibali. Segundo un enorme Mosquera y cuarto un exaltado Purito Rodríguez. Lástima de la caída de Antón. En términos generales, una gran Vuelta.
Mis felicitaciones a mi otrora odiado Abraham Olano, responsable del recorrido de la carrera. El homenaje en forma de foto va hoy para él.
Bizarre podio de la edición del 98 de la Vuelta: Olano de amarillo; el esforzado Escartín segundo, muy parecido a Mosquera en muchos aspectos; y el malogrado Chava Jiménez, triste por su tercer puesto en la Vuelta que tendría que haber ganado y todavía con las botas puestas.
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Por supuesto, nuestro más sentido pésame a uno de los ideólogos de este viaje, José Antonio Labordeta, viajero, escritor, cantautor, político y recordman del cagarse en todo.
Labordeta y su mochila.
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Por último, me han llegado noticias de que una buena amiga de la Épica, Katiusca, maravillosa persona con maravilloso nombre, está pasando por un muy complicado momento en la ciudad de Guayaquil. Desde este humilde blog, quiero mandarle toda mi energía y desearle todo lo mejor.