Curiosamente nuestro viaje por las Américas comenzó en un monasterio de Vic. Ahi conocimos al monje Marcel, que, verídico, nos hizo replantearnos cosas que hasta ese momento dábamos por (no) hechas. Marcel no sabemos si algun día leerás esto, pero desde aquí queremos agradecerte el dia que pasamos juntos y recordarte que la Iglesia necesita que gente como tú tome la iniciativa.
No se muy bien donde estabamos en el ultimo post, de hecho no se muy bien nunca que hora es ni en que dia vivo, asi que mas o menos hare un pequenyo resumen de estos ultimos dias de viaje.
Decima temporada de Lost.
Han sido cinco o seis dias en companyia de Bet y Humberto viajando como autenticos mochileros con pocos recursos (la frase estelar era «dishculpa, una pousada baratinha?») y compartiendo habitaciones entre los cuatro de pocos metros cuadrados y dudosa calidad higienica.
Suite para cuatro. Notese que Casero dormia en el centro.
Pero alejarse un trecho de las comodidades de la ciudad condal ha servido, ademas de para recordarnos lo privilegiados que somos, para descubrir lugares a los que todavia no ha llegado el turismo y que son carne de canyon para que cuando lo haga, se conviertan en un hotel detras de otro donde ahora solo hay kilometros de playas desiertas flanqueadas por palmeras.
Playa nudista donde no nos dejaron entrar por no estar casados. Para pasar un negro en camiseta nos hacia la prueba del beso "con lengua". Veridico.
Tras la visita a estas playas de categoria «idilica» con coche alquilado incluido, pusimos el ancla en Salvador do Bahia, hasta hace unos dias solo conocida por mi por ser la ciudad de Carlinhos Brown y ahora por tener un centro historico fantastico, con calles adoquinadas y peatonales, con restaurantes monisimos con las mesas afuera (no ens ho podem permitir eh, mes de 2 euros), con agradabilisimas tardes-noches tomando cervezas en terracitas con lugarenyos y nuevos companyeros que se van cruzando en nuestro camino.
Iniciandome en el bello arte de la Capoeira.
Ya se que al 90% de lectores todo esto os la pela y lo unico que quereis saber es el indice copulador de Mr. Casero (el mio solo es accesible desde una web ultra secreta de la NASA), bien, pues de momento no hemos encontrado en Salvador los garitos adecuados para estos menesteres, pero por aquello de que si Mahoma no va a la montanya, dentro de una horita hemos quedado con tres argentinas para tomar unas canyas que quizas alegren el siguiente post.
La rave brasilenha de cada tarde, justo delante de nuestra Pousada.
Los que crecimos a orillas del Mediterraneo pasamos nuestra infancia desoyendo los consejos de nuestras madres sobre la peligrosidad del mar y lo traicionero que este puede ser. Hemos necesitado 28 anhos y 6000 kilometros para tener que volver a reconocer que nuestras progenitoras tenian razon.
Estabamos en un paraje de ensuenho: playa sin nadie, mar en calma, palmeras, cocos en la arena… y una pequenha isla de arena emergia a un par de cenetenares de metros de la orilla. En la isla solamente habia un solitario palafito de canha y nada mas. Parecia un lugar idilico digno de ser visitado. Los intrepidos Casas y Casero decidieron emprender la travesia a nado, animados por la supuesta cercania y por la calma del oceano.
De todas maneras era un buen paraje para morir...
Tras varios minutos de nado nuestro rumbo se empenhaba en torcerse y la isla en vez de acercarse se alejaba. Primeros nervios. En una reunion con caracter de urgencia en alta mar, decidimos que la mejor opcion era regresar a la playa, asi que emprendimos el camino inverso.
Pocos minutos despues el puto oceano se nos tragaba. La corriente nos arrastraba mar adentro y las olas eran cada vez mayores. El cansancio comenzaba a pasar factura y la playa seguia a la misma distancia.
En ese momento vi a la muerte, cara a cara, aguantandome la mirada. Cuando miras a la muerte a los ojos tienes un segundo para pensar en muchas cosas, pero solo te quedan dos caminos: dejarte arrastrar por ella o escupirle en su cara y bramarle: «No sera hoy!». Y la opcion que tomamos obviamente fue la segunda…
Hemos alquilado un par de dias un cochecillo.
Y asi fue. Unicamente a base de cojones y guiados por el espiritu de las batallas mas Epicas, supimos mantener la calma y la cabeza fria y pudimos llegar a la arena, sanos y salvos y fundirnos en un calido abrazo.
Leccion aprendida: la muerte puede vestir de azul turquesa y ponerse la careta de un mar apacible. Pero la realidad es que el oceano es tan hijisimo de la puta que puede dejarte sin vida en no demasiado tiempo. Mama, a partir de ahora te hare caso.
Supervivientes en calzoncillos, pocos minutos despues de salvar la vida.
Es una tradicion muy espanhola ejercer el dominguerismo que no es mas que meter en el monovolumen a la familia y llevarla a algun destino playero majo.
La tipica foto de una barca abandonada.
Pues a eso es a lo que hemos dedicado los dias de despues de Carnaval. En una lenta pero segura bajada hacia el sur hemos encontrado a nuestra familia y hemos hecho de autobuses atestados de gente nuestro particular monovolumen para ejercer el dominguerismo. Las diferencias entre Espanha y Brasil son, para bien y para mal, enormes. Asi que en vez ir a Lloret de Mar, hemos paseado nuestros tostados cuerpos por playas de esas de postal: arena blanca, palmeras, cocos, mulatas, surf…
Dominguero playero.
En fin que esto es muy duro senhores, pero hacemos lo que podemos. Las penurias del camino las intentamos aliviar con paseos en barco, haciendo snorkel (que es lo que antiguamente se llamaba mirar debajo del agua con gafas y tubo) entre peces tropicales de todos los colores y tamanhos, y esas cositas que le alegrarian la vida al dominguero medio.
Esta es la tipica foto que da una envidia...
Respecto a lo de la familia, todos sabeis que sustituir a una suegra es imposible, pero en pequenha escala hemos construido nuestro pequenho nucleo familiar. En primer lugar Oberdan, un brasilenho capaz de hablar con una ciudad entera si era necesario. Un par de dias despues a, nos encontramos a Bet, la primera espanhola, en este caso barcelonesa, que hemos conocido y su solo amigo Berto, otro brasilenho capaz de todo. Y en ello estamos, durmiendo en cuartos minusculos y baratisimos, visitando lugares cojonudos y pasandolo muy mal en general.
Nuestra familia estos dias: un servidor, Bet, Berto, Casas y Oberdan.
Ciertos sectores de presion nos critican duramente una supuesta falta de sinceridad en nuestros posts, cosa sin duda falsa. Para darle un poco de vidilla al tema, propongo un simple juego: Solo una de las siguientes opciones es real:
Uno de nosotros sufrio una picadura de medusa en sus organos mas vitales mientras ejercia el nudismo de forma ilicita.
Uno de nosotros yacio amorosamente con el rollete de un policia brasilenho, que se estaba banhando en una piscina a escasos 10 metros de la escena del crimen.
Uno de nosotros beso apasionadamente a una madre y a su hija en un plazo inferior a 17 minutos.
Uno de nosotros visito una comisaria brasilenha acusado por un «Delito contra la moralidad», situacion que solvento con 100 Reales de soborno.
Ninguna de las anteriores.
Abran juego: cual de las opciones anteriores es la correcta?
Cuando comenzamos este viaje el Carnaval era nuestra primera etapa. Pero en realidad era un poco mas que eso, era una prueba de fuego, era el Principio del viaje, asi en mayusculas, para bien o para mal.
Atencion a la senhora de la derecha.
Muchas veces comentamos antes de partir que posiblemente el carnaval marcaria al viaje: si en la locura carnavalesca se nos daba bien, el viaje saldria bien. Si por el contrario estos primeros dias eran un fiasco, lo mejor seria volver a casa antes de tiempo. Bien el carnaval ha pasado y es hora de hacer balance… como siempre en titulares 1×1:
Casas: Festivo
Casero: Batallador
Cientos de miradas se cruzan cada minuto en carnaval. Muchas de ellas las guardo. Esta incluso la pude fotografiar.
En primer lugar quiero destacar que el Carnaval es fisicamente muy exigente: altas temperaturas, muchas muchas horas, hasta bien tarde, pero sobretodo desde bien pronto, mucha gente, mucho sudor, mucha cerveza, muchas pateadas y poca comida. En fin, una aventura solo apta para atletas de la juerga. Pero bueno, como ya veniamos bastante bien entrenados de Espanha, podemos decir que hemos rendido a un nivel excelente.
Nuestro terreno de juego favorito era Olinda, una bella ciudad colonial, una de las primeras de fundarse en todo Brasil. La bella Olinda se convertia en los dias de Carnaval en una bacanal de despiporre. Cientos de grupos de batucada pasando por las calles, infinidad de personas deambulando caipirinha en mano, mucha musica saliendo por todos lados… en fin, un festival. La gente se interesaba por nosotros al ver que eramos extranjeros y nuestra carta de presentacion era siempre un: Soy de Espanha! Por estas latitudes es complicado ver extranjeros, muestra de ello es que en todos estos dias aqui no hemos visto a ningun espanhol, cosa muy complicada en la mayoria de lugares del mundo.
Aqui estamos con nuestro disfraz de arbitros. Tambien se puede ver mi nuevo disfraz facial. Algunos creen que es de Freddie Mercury, otros creen que es de gilipollas. Yo soy del segundo grupo.
Como muchos estais esperando esto voy a dedicar un parrafo a lo que quereis: Las brasilenhas. Pues tengo que deciros que brasilenhas las hay de todos los colores y nunca mejor dicho. Las hay que son recien llegadas de las terribles llanuras de Mordor: como dice nuestro colega Samuel el suizo «Cuando los portugueses llegaron aqui se tuvieron que follar a los monos». En cambio, hay brasilenhas venidas de los suenhos de muchos, mujeres que han hecho perder imperios. Y que podemos decir nosotros de todas ellas? Pues que son majisimas y encantadoras, que tienen un trato muy humano, que estan encantadas de mostrarnos el folklore de estas tierras. Pero lo que mas nos ha gustado de todas ellas, las mordorianas y las memficas es sin duda la conversacion mas agradable que tienen: son maravillosas. Un hurra por todas las brasilenhas: Hurra!