Todo apuntaba a una tranquila noche de sábado. Había quedado con Carla, con Mariana y con algunos amigos suyos para comernos un auténtico asado argentino y para ir a pasear nuestros cuerpos por la noche porteña. Pero Buenos Aires, la ciudad del todo puede pasar, nos deparaba una sorpresa.
Un motorista (un pizzero o delivery man como le llaman aquí) sin casco se saltó un semáforo y se dio de pleno con el coche de Mariana. El paragolpes salió muy mal parado, pero indudablemente la peor parte se la llevó el tobillo del repartidor.

Ante la situación, las chicas decidieron llamarme en vistas de que aquello iba para largo. Rápido como el rayo, aparecí en la escena del atropello, donde ya se había personado la policía y en pocos minutos llegó la ambulancia.
Vistazo rápido a la situación y ¡oh sorpresa! los policías estaban deteniendo a Marina… ¡Está usted detenida! Todo esto se desarrollaba en un ambiente de buena onda y camaradería con los agentes. Digamos que no había rastro del poli malo. Ellos afirmaban que solamente cumplían con el protocolo y nuestras curiosas mentes solamente se cuestionaban si el procedimiento era el más indicado.

Rellenaron y firmaron centenares de papeles y todavía no se muy bien porqué me hicieron firmar numerosos documentos como testigo. Ante mi estupor, no solamente Mariana estaba detenida, sino que también su coche quedaba secuestrado en la comisaría, con el agravante de que había que llevarlo hasta dependencias policiales, pero Mariana no podía conducir, ya que estaba oficialmente detenida.
En fin, que me tocó conducir el coche hasta la comisaría siguiendo al coche policial donde, con cara apenada, Mariana estaba a punto de dar con sus huesos en prisión.
La comisaría, la décima de la ciudad de Buenos Aires, cumplía con todo el imaginario que uno pueda tener sobre un centro policial de la Argentina. Policías obesos en torno a una mesa degustando mate, el techo descascarillado, ordenadores fabricados antes de que se inventara el control z, que funcionaban incluso con las reliquias esas que antes llamábamos disketes, una virgen presidiendo la estancia, una vieja máquina de café aguado, incluso el típico perro gordo que se paseaba a sus anchas por toda la comisaría sin que nadie le hiciera mucho caso. La luz estaba baja y de vez en cuando los florescentes parpadeaban. La banda sonora de esta película de polis y cacos la ponía una joven agente de policía aporreando las maltrechas teclas de un viejo teclado.

Y para redondear la escena -cabe recordar que no habíamos cenado- fuimos a buscar unas empanadas y tras arduas negociaciones con la cúpula policial, se las llevaron a nuestra amiga detenida. Obviamente, la relación entre comisarías y comidas grasientas no es patrimonio exclusivo del estado español. Todo muy, demasiado costumbrista como para ser real.

Pero era real… Mariana estaba detenida por haber atropellado a un motorista que se había saltado un semáforo y nosotros nos encontrábamos esperando a que el nonagésimo informe estuviera listo para podernos marchar. Y ya se sabe, que las cosas de palacio, van despacio. Pero también se sabe que un pequeño empujoncito ayuda al movimiento. Así que, tras una oportuna llamada a la prima del hermano de alguien que seguramente sería un policía reputado, soltaron a nuestra Mariana y nos pudimos ir a Palermo de fiesta un rato.
En definitiva, cinco horas perdidas, el coche secuestrado una semana… y todo esto solamente por no hacer nada. Así que no quieras hacer algo grave en este país. Para protocolos policiales burocratizados al máximo, visite la Argentina!

El verano pasado, en 25 días de viaje por la Europa del Este, me tocó visitar seis comisarías. Ahora ya iba tocando… levaba tres meses sin pisar ninguna. Un famoso viajero dijo que no conoces un país hasta que conoces sus entresijos policiales. Quizás tenía razón.
¿No hubo intentos de soborno? Espero que al menos le tiraras la caña a la joven agente, ¿no?
Este post ha sido un buen thriller: accidentes, policías, chicas guapas, tensión, trama judicial, fiesta nocturna… realmente habrá que visitar Buenos Aires algún día.
By the way, ¿la matrícula del carro se cayó con el choque o tu amiga Mariana va desmatriculada por la vida?
Jajaja se cayó con el choque, pero igual nuestra amiga Mariana es «inmatriculable»…
Hola a todos y gracias por los comments.
Casasnovas, como bueno observador que eres deberías haber leído bien… si dije joven agente es precisamente porque solamente era eso joven… de guapa nada, jaja
Buen apunte como siempre Guille, mucho nivel en tus aportaciones.
Carla, Carlita… ¡que ilusión tus comments!
Un beso!
Enorme la historia!
Esta vez no te pidieron un llavero del Real Madrid como soborno?? jojojo.
Un abrazo!
Que bien canta Mariana 🙂
Es legal detener a dos bellezones como estos?
El motorista fué al hospital? Él no quedó detenido por saltar-se el semáforo?
Como puedes firmar de testigo si no viste el accidente? Ojo que te metes en líos!
Las comisarías en China no son más diligentes, en el tiempo que estuvimos a Charly le dió tiempo a enseñar a bailar sevillanas al poli! A seguir los pasos de Epicuro!
Gracias por vuestros coments!
Jevi, no esta vez no. Se ve que los sobornos en Argentina están peor vistos que en otros países.
Vero, estoy de acuerdo, increible!
Guillem… no, no debería ser legal! El motorista fue al hospital, porque tenía un tobillo roto, o eso dijo la de la ambulancia. Él hubiera quedado igualmente detenido, pero tenía que ir al hospital, así que no fue detenido. Y a mi me hicieron testigo de la detención de Mariana y del secuestro de su coche, no del accidente. Además firmé más papeles conforme conduciría el coche hasta comisaría. Enorme lo de la comisaría china!!
Un beso a todos,
si todas las detenciones tienen q ser con este buenrollo…debe ser cosa del estilo argentino 🙂
muy graciosa la foto del perro haciendo el perro!
Si, mucho buen rollo pero 5 horas a la mierda y el coche una semana… casi prefiero las detenciones esas que las arreglas con 5 euros y media hora…
Un beso
Joer, llevo unos días sin actualizarme, me faltaban 4 posts empezando por este!
No ha estado mal, me ha molao la descripción de la comisaría.
Pues a ver si te pones al día nene que este estado de abandono al que me sometes no puede ser bueno. Un beso!
Bueno, yo también estoy poniéndome al día, y aquí estoy, la «inmatriculable», la que canta, en fin, la artífice principal (cosa que no me enorgullece, pero es así, que va!) de esta de «polis y cacos» como bien dice me amigo Alex.
Fue una de las noches mas raras de mi vida, sobre todo porque a lo largo de mis 30 años, no había pisado jamás una comisaría, aunque debo confesarles que la experiencia no fue del todo negativa, el tobillo del muchacho llevó la peor parte, está roto, pero él venía sin casco, así que podría haber sido peor, como decimos aquí «la sacó barata», y yo también ya que si le hubiera pasado algo mas grave no me lo hubiera perdonado en principio yo misma, y después, todo lo legal que eso conlleva, así que bueno, como de todo se aprende, valió la experiencia!!!
Así que aprovecho este post para agradecer a mis amigos Alex y Carla que a través de un poli, me hicieron llegar al lugar de detención dos empanadas y una botellita de Coca Cola!!!
Gracias amigos por el cuidado, y como decimos aquí por el Aguante!!! Saludos!!!