Vuelo libre

Ayer se inauguraron oficialmente los carnavales y definitivamente la locura se opodero de Recife, de los recifenhos y de los visitantes. En cada esquina, tras miles de puestos de venta ambulante de cualquier cosa, suena musica en sus multiples expresiones: desde un coche con el maletero abierto, hasta una batucada de 200 negratas. Y es que el carnaval es eso: musica y gente, gente y musica.
 
El disfraz pasa a un muy segundo plano, aqui lo unico que importa es pasarlo bien, bailar, sudar y beber cerveza a dos reales. Mires donde mires ves sonrisas. A veces, el agobio por la gran acumulacion de gente se intenta apoderar de ti, pero la musica lo puede todo. 

Luciano, nuestro anfitrion en Recife, con su disfraz estupendo.

 

Los brasilenhos tienen cuerda para rato y lo dan todo desde bien pronto, a pesar del sol apretando fuerte. Cuando cae la noche, las familias van desfilando hacia casa y solamente quedan los que tienen que quedarse: los brasilatas dadores de mega todo y Alejandro Casero.

Una de las calles de nuestra querida Olinda.

 

Por eso titulo asi este post, en contraposicion al de ayer… ya no tengo las alas cortadas, ayer vole libre en mi primera incursion en solitario en la noche Recifenha. Ze Maria, el amigo de Luciano, muy gay y muy guapo por cierto, fue mi companhero de fatigas. Estoy contento, acabe bien de dia y encima una amiga me trajo a casa en coche… que mas se puede pedir?

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